El Quinqué
Vivo a media luna desde que empecé a querer; ardo cada noche como flama de quinqué; y me siento un extraño en extinción: no me queda más remedio que esperar. Di que no me amas cuando te he cuidado bien; polvo de tus días fue lo que dejaste ayer. Me desprenderé tu nombre sin llorar: no me queda más remedio que soñar. Habría que matarme, tendrían que matarme, para arrebatarme el blues. Mi dolido corazón se refugia en su calor: mi único consuelo de vivir. Real de Catorce, Contraley